El 12
de octubre de 1492, impropiamente llamado Día de la Raza, Cristóbal Colón
descubrió el Continente Americano al tocar en la Isla de Guanahaní, que el
Almirante llamó de San Salvador. Ya Juan Rodríguez Bermejo (Rodrigo de Triana
no existió), a las 2 de la madrugada había gritado “¡Tierra!”, reservando para
sí la gloria de este anuncio, tan esperado por todos, ya que muchos de los 120
marineros que iban en las tres carabelas, La Pinta, La Niña y la Santa María,
se habían amotinado, pensando que Colón los llevaba a una muerte segura.
Lo del 12 de octubre de 1492 fue un descubrimiento y un
encuentro. Antes del arribo de Cristóbal Colón ningún blanco había visto un
indio, ni viceversa, si es que se rechaza la tesis de que pudieron haber venido
a América otros navegantes. En todo caso fue un descubrimiento mutuo. Y al
mismo tiempo un encuentro de múltiples culturas representadas por los españoles
y los indígenas.
La hazaña de Cristóbal Colón no tiene precedentes en la historia
de la humanidad. Con el descubrimiento del Nuevo Mundo se aportó a España un
Continente de riquezas de toda naturaleza y la gloria de modificar los
conocimientos geográficos existentes para la época.
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